La comunicación interna tiene la capacidad de generar colaboradores comprometidos con la compañía, lo cual resulta en un mejor desempeño como organización.
Para Alejandro Formanchuk, experto en Comunicación Interna, la Comunicación Interna ha sido impactada por los cambios sociales y tecnológicos, y es por ello que debe adaptarse. El comunicador interno tiene que convertirse en facilitador de diálogos de la organización en vez de seguir siendo únicamente un emisor multimedia multitasking. Es decir que además de Planes de Medios, las áreas de Comunicación Interna tendrán que comenzar a gestionar Redes de Diálogos.
Para ser efectivos, ya no podrán dedicarse únicamente a producir, difundir y hacer circular contenidos, sino que tendrán que detectar, enriquecer, destacar y potenciar las conversaciones significativas que ya existen entre los miembros de la empresa.
Las áreas de Comunicación Interna van a perder cada vez más el monopolio sobre la gestión de los medios. Se está acabando la gobernabilidad absoluta que gozan sobre la elaboración, difusión y permanencia de mensajes que circulan dentro de una organización.
Los principales canales de comunicación interna que utilizaban los empleados para enterarse de las novedades no son los creados por la compañía y por lo tanto no tienen manera de intervenir en ellos. Un claro ejemplo son los grupos de WhatsApp y de Facebook que tienen más llegada, impacto y participación que la red social interna en la que la empresa invierte.
¿Qué hacer frente a esta tendencia en Comunicación Interna?
Es cierto que la comunicación informal suele asociarse con el rumor y el rumor con lo negativo, lo caótico y lo destructivo. Sin embargo, hoy es imposible luchar contra los medios informales que surgen, el desafío del área de Comunicación Interna tendrá que ser el de aprovechar esas conversaciones que se generan y circulan por fuera de la red formal y buscar cómo sumarse a ellas, hacer una curaduría de contenidos inteligente que visibilice los mensajes más valiosos y colocar las personas en el centro de atención.
Dejar de ver como un problema a la comunicación informal y considerarla como un campo de energía lleno de diálogos naturales que hay que saber escuchar y capitalizar.